Una lesión lo llevó a ganar el mundial

Él se llama José Ignacio Guerrero Samaniego, sus compañeros y amigos le dicen “Nacho”, nació en Caaguazú y desde muy pequeño que le mete al ‘fútbol bajo techo’. “Arranqué a los 12 años jugando futsal FIFA primero, fue en el 2010, y en ese entonces ya tuve la oportunidad de estar representando a Paraguay en un Sudamericano en el que salimos en tercer lugar”, comenzó diciendo el joven pelotero.
“En ese mismo año empecé a jugar fútbol de salón también y representé a Caaguazú en una Nacional categoría Sub 13 que se disputó en Vallemí, y en donde salimos campeones”, pero sus aspiraciones iban todavía más allá y poco después vino a Asunción para probar su talento en fútbol de campo en el club Olimpia en donde pasó lo inesperado, “estuve dos años en las inferiores y tuve una lesión que me tuvieron que operar y me sacaron el menisco. Vine a hacer mi recuperación en Caaguazú, ya no me gustaba la situación en Asunción, y entonces decidí meterme de lleno en el fútbol de salón”, explicó.
Desde entonces los éxitos siguieron viniendo hasta que le llegó la convocatoria para formar parte de la Albirroja de fútbol de salón Sub 20, que jugaba nada más y nada menos que el segundo mundial de la categoría, y lo hacía en Valledupar (Colombia). Sobre el punto, Guerrero comentó, “uno siempre se prepara para competir en el más alto nivel y realmente le agradezco demasiado a este deporte el hecho de poder levantar una Copa Mundial. Es realmente muy emocionante formar parte de un hito en la historia del fútbol de salón, un deporte que es extremadamente apasionante”, expresó.